
En 1861, el presidente José Joaquín Pérez Mascayano inicia la ocupación de la Araucanía (denominada en los documentos oficiales chilenos como pacificación de la Araucanía), zona que comprende los terrenos ubicados entre el río Biobío, por el norte, y Toltén por el sur. Fue un proceso de invasión militar y aculturación de los territorios mapuches autónomos por parte del estado chileno. Se prolongó durante casi toda la segunda mitad del siglo XIX.
El anterior propósito del gobierno fue que al entregar la agricultura y el comercio las centenares y miles de cuadras que hoy permanecen incultas y abandonadas y cuya mayor parte siendo terrenos baldíos construirán poderosamente para poder aumentar la renta del estado. En el comercio con los indios debe sujetarse a las plazas militares, al fin que los indígenas se acostumbren a estar mas en contacto con personas civilizadas y la autoridad militar pueda vigilar los fraude que da ordinarios se comenten por las personas ocupadas de esos negocios y son orígenes de los males que con frecuencia se ha de sentir en frontera. A fines de siglo XIX, la incorporación de territorios ocupados por el pueblo mapuche constituía un asunto pendiente para el estado chileno. Pese a los

No obstante, la organización del ejército, los rifles de repetición y la expedita comunicación con el centro a través de telégrafos y ferrocarriles permitieron la victoria de los chilenos. Durante el verano de 1881 se ocupó el territorio del río Cautín y se fundó el fuerte de Temuco y a fines de 1882 el coronel Gregorio Urrutia inició el desplazamiento del ejército hacia Villarica. El 1 de enero de 1883 el ejército chileno finalizaba su campaña simbólicamente con la ocupación y el inicio de la reconstrucción de Villarrica. Sin embargo, la existencia fronteriza no desapareció, prolongándose por algunas décadas y dejando una secuela de violencia y muerte. A pesar de las intensas campañas militares y policiales que se realizaron para reprimir el bandidaje esto no fue posible. Lejos de desaparecer, entre 1880 y 1900, la violencia recrudeció. Tras la consolidación de la independencia de Chile, una de las primeras preocupaciones de la naciente República fue reconocer el territorio sobre el cual ejercería soberanía e incorporar aquellas regiones que estaban marginadas, como la zona comprendida entre los ríos Bíobio y Toltén. Acá vivían más de 190 mil indígenas entre pueblos pehuenche y mapuche que, desde el siglo XVIII se encontraban en un difuso proceso de colonización espontánea, intercambio comercial y migraciones. En este contexto se estaba cuando se realizó en 1825, el Parlamento de Tapihue entre autoridades del gobierno y el pueblo mapuche.

En 1823, el Senado Consulto acordó la realización de un parlamento con el fin de establecer un acuerdo que regulara las relaciones entre la República y el pueblo mapuche. Así, el 7 de enero de 1825, durante el gobierno de Ramón Freire, se celebró el Parlamento general de Tapihue con la participación de un representante del gobierno y un militar chileno enviados por el Congreso y las máximas autoridades de los grupos mapuche, encabezados por el longo Mariluan. En este encuentro se ratificó al río Biobío como la frontera entre Chile y la Araucanía, se puso fin a la guerra entre la República de Chile y el pueblo mapuche producto de la alianza de estos últimos con la corona española y se prohibió que ningún chileno, considerado por los mapuches como un peligro para la paz, habitara al sur del río.